HISTORIA
El CETPRO San Luis Gonzaga inicia sus actividades con aprobación de la
dirección regional de educación el 12 de marzo de 1998, con rdr n°
00588, siendo su director el sr. Juan Sánchez salmón bajo la promotoria
de la diócesis de Huánuco, representada por el padre obispo hermano
artale ciancio. Iniciándose con las siguientes especialidades:
Tejido a máquina, industria del vestido (modistería y confección
industrial) y comunicación social en sus tres niveles (formación básica,
perfeccionamiento y actualización).
Posteriormente se solicita ampliación de las
especialidades de computación e informática con rdr n° 00198 30/04/1998
Mecánica de producción, carpintería, repostería, primeros auxilios e
inyectables con rdr n°00890 25/03/1999
Cosmetología y peluquería, manualidades, ensamblaje y mantenimiento de
computadoras, oratoria, inglés, italiano, tejidos a macramé,
secretariado ejecutivo computarizado bilingüe con rdr n° 03449
05/07/2004.
El ceoe cumplió con dos exigencias centrales para el desarrollo integral
de la juventud peruana: de una parte evangelizar el mundo del trabajo
formando jóvenes técnicos cristianos y de otra parte, ofrecer una
educación ocupacional de buen nivel, capacitando a los jóvenes en varias
especialidades técnicas, en especial para los de escasos recursos
económicos que tienen capacidad voluntad y habilidad.
La iglesia cumple de esta manera con la tarea más noble y responsable en nuestra sociedad.
Cuenta con capacidad instalada, personal docente
de calidad y especializado, talleres bien equipados en las diferentes
especialidades, por lo que se encuentra en óptimas condiciones para
seguir brindando el servicio educativo a la ciudadanía.
Como nace como cetpro con r.d.r.n° 02926 del 14
de julio del 2006 fue seleccionado y convertido en centro de educación
técnico productiva
MISION
Formar profesionales técnicos integrales con
competencias laborales, capacidades empresariales y valores para el
desarrollo sostenible y competitivo.
VISION
Ser una institución líder en educación técnica
para una vida de calidad, donde lo intelectual se relacione con las
dimensiones morales religiosas de la educación, la cultura y la vida
mediante el cultivo de valores, el aprovechamiento de las
potencialidades, y fortalecimiento e l desarrollo de las capacidades de
cada participante.